Con más millonarios y multimillonarios que nunca, el mercado de viviendas de lujo ve reflotar las transacciones. El mes pasado se vendió —por 4,5 millones de euros— la Villa Veronés, propiedad del ex ministro de Sanidad de Italia, Umberto Veronesi, situada en las colinas de Lucca, en la Toscana, con mil metros cuadrados y 10 hectáreas de terreno.
Lo mismo ha ocurrido con Villa Pontello, también en Toscana, que acaba de ser adjudicada por siete millones. Ambas fueron compradas por empresarios rusos, señalan en Lionard Luxury Real Estate, firma cuyas ventas han crecido un 30% respecto al año pasado. “Nuestra clientela no solo es europea. Son de todo el mundo , pero últimamente la mayoría proviene del este de Europa, Turquía y algunos de América. Atraemos a muchos empresarios y personas de negocios”. En su cartera hay más de mil propiedades exclusivas con precios entre dos y 50 millones.
También ha salido airoso el mercado de compraventa de islas. Mientras las más caras y de más calidad suben un 5% sus precios, el resto —cuyo valor cayó de 2005 a 2011—, empieza a volver a la normalidad. “Tan pronto como el mercado sienta que se ha tocado techo, el volumen de negocio comenzará a subir”, confía Farhad Vladi, fundador y presidente de Vladi Private Islands, compañía fundada en Hamburgo, Alemania, en 1971. En los años dorados, esta empresa vendía unas treinta islas por año. En 2014 ha comercializado cerca de veinte. Dos de las últimas han sido la Isla de Baptiste (Canadá), de 39 hectáreas y una casita de 30 metros cuadrados, por 294.000 euros. Y la de Coco (Panamá), de ocho hectáreas y sin ninguna residencia, por 404.000 euros.
Las porciones de tierra más demandadas son las que están en Europa Occidental, con y sin vivienda, y a precios entre 500.000 y un millón de euros. “La isla más barata que hemos vendido recientemente ha costado 36.753 euros y la más cara, un grupo de islas con tierras forestales en Canadá, por 7,3 millones de euros”, añade Vladi. Además de millonarios, empieza a ser habitual que gobiernos y grupos de protección de la naturaleza adquieran islas.
Vladi reconoce que el mercado ha cambiado y se ha adaptado en los últimos años. “Ahora también están disponibles para alquilar. Es la nueva tendencia, islas en leasing en las que, además de viviendas, hay centros turísticos, como en Maldivas y Seychelles. Los millonarios tienen la opción de alquilar y disfrutar de la isla sin responsabilidades”.
Así las cosas, el mercado residencial de lujo pisa suelo firme. “Floreció en 2013 y lo sigue haciendo en 2014, con aumentos excepcionales en el volumen de ventas de inmuebles superiores a 735.000 euros”, según el último informe publicado por Christie’s International Real Estate’s, que ha comparado diez de los principales mercados: Costa Azul, Hong Kong, Londres, Los Ángeles, Miami, Nueva York, París, San Francisco, Sydney y Toronto.
Por segundo año consecutivo, Londres encabeza la lista —con ventas que han superado los 74,6 millones de euros y un precio medio de 37.000 euros por metro cuadrado—, seguido de Nueva York y Los Ángeles. Y, a pesar de las medidas del Gobierno para enfriar el mercado, Hong Kong ocupa el cuarto puesto, con ventas de más de 61 millones de euros. Le sigue San Francisco, donde las ventas de casas valoradas en más de un millón de dólares aumentaron un 62%.
La ciudad más cara del planeta es Mónaco, donde por 735.000 euros se puede comprar únicamente 15 metros cuadrados, según el informe The Wealth Report, de la consultora Knight Frank. Recoge que el 24% del patrimonio de los ultra ricos del mundo —con más de 22 millones de euros para invertir— se destinó al inmobiliario.
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