Las casas del Siglo XXI: más chicas, económicas e inteligentes

Por: Karina Deschamps kdeschamps@infobae.com

Los arquitectos Daniel Silberfaden y Julián Arostegui sostienen que la construcción no debe medirse más en metros cuadrados sino adecuarse a las necesidades del núcleo familiar. Ambos idearon una competencia con los mejores estudios del país para proyectar las viviendas del futuro: modernas, prácticas y de autor.

 

En los ochenta, los clásicos pasillos de los departamentos y casas de Buenos Aires tenían un ancho de 80 centímetros. Al ser tan angostos, los mismos solo servían para circular y conectar a los demás ambientes de la casa. Fue el arquitecto argentino Clorindo Testa quien rompió con ese estándar tradicional de construcción al plantearse qué resultaba más beneficioso: si un pasillo más finito en el que apenas una persona podía pasar o ensancharlo 40 centímetros (llevarlo al 1.20 metros) y hacer de éste un ambiente donde poder también guardar cosas o poner un mueble.

Siguiendo esa línea de pensamiento, al arquitecto y decano de la Universidad de Palermo Daniel Silberfaden y el empresario Julián Arostegui pensaron en las “casas del aquí y ahora” y en los nuevos modos de habitar de las sociedades contemporáneas. ¿Deben las mismas pensarse en metros cuadrados y cantidad de ambientes o, en cambio, construirse en base a la utilidad del espacio de acuerdo a los tipos de familias, sus rutinas, preferencias y hábitos? El debate impulsó a este dúo a idear una competencia llamada Unacasa, que nació de la comparación entre la industria de la construcción y la automotriz, aquella accesible, eficiente y con diseño que concentra todas las necesidades del conductor.

“En países como el nuestro, los déficits de vivienda llegan a millones. Y por lo tanto seguir pensando la arquitectura y la construcción en términos artesanales no parece un buen plan a seguir. Nuestras casas concebidas en términos de siglos pasados son ineficientes”, explicó Silberfaden. El joven empresario está convencido de que se pueden construir en tres meses casas con base en 50 metros cuadrados que no superen los $500 mil y más eficientes que cualquier propiedad con construcción tradicional.

Por tal motivo, ambos convocaron a los 15 mejores estudios emergentes de arquitectura del país y los desafiaron a proyectar y plasmar en proyectos cuál sería la casa ideal para una familia tipo que desea adquirir su primera vivienda. A los concursantes se les dieron una serie de pautas a respetar como por ejemplo cantidad de metros, presupuesto disponible y detalles de los integrantes de la imaginaria familia como: todos usan bicicletas, cuentas con un auto mediano, les gusta pasar tiempo al aire libre, entre otras cosas.

Un prestigioso jurado –conformado por los reconocidos profesores y arquitectos Pablo Sztulwark, Jorge Remes Lenicov y Eduardo Leston- serán quienes elijan a los cinco finalistas, cuyas casas serán construidas y expuestas para luego ser lanzadas al mercado por una empresa de viviendas industriales a un bajo costo y cómodas cuotas fijas.

“Esta competencia apunta a generar viviendas que representen las necesidades de nuestro tiempo, pero a la vez tengan la eficiencia de un automóvil. En cien años, la historia de la industria automotriz –desde la aparición de la línea de montaje creada por Henry Ford- logró convertir al vehículo en algo preciso, que se puede fabricar en serie y que ha ido incorporando no solo diseño sino también cuestiones que tienen que ver con el confort y la seguridad. Si todo esto lo trasladamos a las casas, se comprueba que aún las de más alto estándar siguen teniendo problemas como, por ejemplo, la humedad”, le explicó Silberfaden a Infobae.

¿Cómo nació el proyecto?

— Silberfaden: “La analogía de la nueva arquitectura con la industria automotriz tiene que ver no tanto con los productos, sino con el proceso. La historia de la vivienda en la argentina tiene la tradición que se ha terminado y que tiene que ver con lo artesanal: se construye a mano, con carpinteros, herreros y albañiles. Son procesos lentos que generan una gran incertidumbre en cuanto a costos en un país con inflación. En general, hay errores porque son la cantidad de artesanos trabajando más o menos coordinados y en definitiva tu casa se fisura, desgasta, se llena de humedad. Un arquitecto español dice que “una casa que se llama casa tiene que tener humedad, sino no es casa”. Tiene que ver con la imperfección de materiales que son diferentes o se acoplan mal. En cambio, los autos y su producción superó ese problema, no solamente porque no junta pedacitos sino que se hace como un traje a medida. Si chocás, sale más barato comprar uno nuevo que arreglarlo de a pedacitos. En arquitectura pasa exactamente lo mismo. Los autos se van superando, van incorporando tecnología, mientras que las casas no. A esto, hay que sumarle que han cambiado los modos de habitar. Los planes Vivienda de la Argentina se han tipificado en la familia tipo (padre, madre, hijo e hija), de los años del Plan Eva Perón hasta hoy. Sin embargo, cada vez hay más gente que vive sola, más familias ensambladas, parejas que se juntan y comparten vida y trabajo, matrimonios que no quieren hijos. Para el arquitecto Jorge Sarquis hay hasta 27 modelos familiares distintos, mientras que para algunos sociólogos y antropólogos el número asciende a 78.

Entonces, ¿cuál es la casa ideal?

— Silberfaden: Una casa que tenga flexibilidad, que pueda crecer, que se integre entre sí. Se necesita un gran contenedor que acompañe los cambios familiares. Es decir, se pueden empezar con 50 metros cuadrados pero debe ser pensada para ampliarse en futuro de ser necesario. Todo esto se une con el proyecto de Julián (Arostegui). El gran golpe de todo esto es que además de ser casas que van a ser económicas, duraderas y de bajo consumo, van a tener sello propio. Va a ser un hogar que va a entender y contener lo que está pasando hoy en la sociedad universal.

¿A qué se refieren cuando hablan de una casa que pueda suplir las necesidades de las familias de hoy? Ambientes, espacios, materiales que se usan, tecnología…

— Silberfaden: Hasta ahora las casas tienen matriz de patriarcado. Todavía tenemos la mochila de la tradición, que tampoco está mal, pero es atrasado. La matriz de las casas funciona con el señor que va a trabajar y que vuelve para ser atendido. Por consiguiente, todo el sistema está basado en que la mujer se queda en el hogar y que es la dueña de la cocina, ese tipo de historias que ya no existen más. Antes, los livings eran lugares intocables donde nuestras abuelas nos obligaban a usar patines. Siempre olían a cera y solo se usaban para Navidad y Año Nuevo. Entonces las casas no son solamente caras por lo que sale construir, sino porque generalmente sobran metros. Porque hay como una especie de encadenamiento que te obliga a tener dos dormitorios, living comedor, cocina, hall. Si vas sumando todo eso, la casa que necesitas te da una base de130 metros cuadrados y eso supera la realidad económica de la familia. Estamos todo el tiempo pensando en los lugares de guardado. Pensamos en superficies y no en volumen. Por ejemplo, en una casa de poca superficie, debe pensar en la altura para poder tener un pequeño entrepiso.

— Arostegui: Buscamos repensar la casa acorde al tipo de familia. Hay un paradigma de que deben construirse más metros de los que realmente se usan. Entonces cuando haces el número de la casa que debes hacer, no cierra. Entonces, si vos tenes un terreno para proyectar tu casa, ¿por qué empezas a construirla con 130 metros cuadrados? Empezá con 60, fijate cuántos hijos querés tener. Para mí, el tema de la amplitud es cultural. Los metros faltantes se pueden ganar en espacios libres como por ejemplo un playroom al aire libre. Todas esas cuestiones son ahorro de plata y presupuesto original: construir en base a un presupuesto. A espacios más reducidos, las casas deben estar mejor pensadas. Los espacios tienen que ser múltiples. Ya no va más el comedor que no se usa nunca. La gente diseña espacios grandes porque no tiene noción de las proporciones.

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Uno de los proyectos presentados para el concurso. De 60, sólo 5 serán finalistas. (Crédito: Unacasa)

En la misma línea, Arostegui amplió que las casas que lleguen a la final del concurso deberán estar preparadas para el ahorro de energía y el autoabastecimiento de sus habitantes. “El objetivo es hacer de la casa un producto y no algo artesanal. Mi idea es que sea mucho más canchero tener una casa de estas (de autor) que una de 200 metros. Que haya sido más inteligente la decisión de compra. Para generar ese efecto, hay que cambiar un poco el escenario cultural”.

“Las casas pasaron a ser un bien de uso, como los autos. Esta historia de la herencia pensada en un bien material que hay que conservar toda la vida, ya no es real. Se compra, se vende o se refacciona. Las personas no viven en un mismo lugar toda su vida. Antes, los costos eran más soportables que ahora. ¿Sabes cuánta gente pierde lotes porque nunca pagó los impuestos? Les embargan el terreno y ni siquiera lograron construir algo. Hasta hoy era más fácil comprar un lote que construir una casa. Yo creo que eso lo vamos a cambiar”, aseguró el arquitecto.

Por último, su colega añadió que las viviendas del proyecto están pensadas entre 8 y 10 mil pesos para arrancar una propiedad que rondará los $500 mil en total, casi lo mismo que vale un lote. “Estamos hablando de poder adquirir una primera casa de autor, de diseño, práctica y eficaz por 28 mil dólares. Pero deben ser casas todo terreno, pensadas como si fueran autos. Para eso necesitamos a los rock stars de la arquitectura”, concluyó.

fuente : http://www.infobae.com/2015/12/19/1777151-las-casas-del-siglo-xxi-mas-chicas-economicas-e-inteligentes